porque llega un punto en el que no hay nada más que hacer y lo incomprensible se vuelve más incomprensible aún. porque no tengo fuerzas para nada más que cerrar los ojos y orar sin palabras y cerrar los oidos a las voces de gente que casi nada tienen de gente. porque no quiero juzgar pero no quiero caer en la indiferencia. aunque a veces la indiferencia es el único salvavidas. ojalá se pudiera salvar la inocencia. porque me duele el dolor ajeno -cuando no es autoprovocado-. porque pocas cosas me asustan más que pensar en las próximas generaciones. porque no puede ser. no puede ser. no tiene sentido. y mientras los días pasan las heridas se hacen más profundas y las distancias se hacen más largas. y todo crece. todo crece exagerado. me duelen las mentiras. me duele la ignorancia. me duelen las palabras vacías.